De camino hacia la carcel.

Por fin volvería a Hogwarts para cumplir su 5º año allí. En cierto modo le agradaba, no tenía que fingir su personalidad por la falta de vigilancia y convivencia con sus padres, y podría hacer un poco "lo que le diera la gana". Eso sí, hasta último moment no lo dejarían en paz.

Mediante aparición familiar, Sus padres y él llegaron a la estación de King's Cross, en Londres, y se perdieron entre la multitud, aun que los tres sabían perfectamente la ubicación de aquella curiosa pared que había que atravesar para poder pisar la estación 9 y 3/4, donde Vincent cogería el Hogwarts Express para por fin dar comienzo a su liberación. Pero hasta el último momento lo amargaron.

Pero unas voces le llamaron la atención, y al girarse vio como una chica que también parecía que iba a coger el expreso le contestaba de mala manera a una viejecita. ¿Qué habría pasado para que le respondiera de aquella manera?
El alumno de ravenclaw sentía curiosidad, pero sus padres lo volvieron a la realidad, y perdió de vista a la chica de tez morena que antes había visto.

-Portate bien en Hogwarts, eh, cariño? Y no hagas tonterías, piensa en nuestra reputación!-le dijo su madre besuqueándolo como si fuera la última vez que lo viera.

-Sí, mamá...-le contestó Vincent como siguiéndole la corriente.

-Y ya sabes respecto a "ese" tema... Ya no eres un crío, y sólo te faltan 2 años para dejar Hogwarts, y hay que atraparlo lo antes posible. Nos seguiremos comunicando mediante cartas, vale? Suert y recuérdalo!

-Sí, papá...-volvió a responder de forma impasible. Le dio de nuevo un tierno abrazo a su madre y con las maletas a rastras, subió al tren.

"¡Pasajeros al tren! ¡pasajeros al tren!" Se oía al revisor gritando. El joven entró dentro y paso por varios asientos ocupados hasta que pasó una cabina con una sola chica dentro... ¡No! ¡Espera! ¡Era la chica que le gritó a la vieja!

El rubio corrió la puerta y luego la cerró tras sus espaldas.

-Buenas! ¿Molesto?-preguntó amablemente mientras se sentaba al lado de la ventana frente a la chica. Saludó a sus padres y luego puso una expresión de pesadez en su rostro mirando a la joven.-¿No tienes ganas de perder de vista a tus padres por una larga temporada? ¡Y no lo digo por que esté en la adolescencia! Pero...

Mirando al muchacho rubio, alzó una ceja. El muchacho parecía en absoluto extrañado por su forma de vestir y de sentarse. Bajó el volumen de sus grandes cascos y se los descolocó de las orejas para mirar al muchacho con los labios fruncidos, le dedicó una sonrisa torcida y al muchacho se le encendieron las mejillas, Ashia rió y se acomodó colocando las palmas de su mano detrás de su nuca.Miró por un instante al padre de el muchacho, con rostro serio que la miraba con una nota de maldad y miedo en los ojos. Desvió la mirada. Sus ojos volvieron a dirigirse hacía el chico rubio de rostro bonito que la contemplaba.
- La verdad, mi padre pasa de mi- se rió y bostezó- y mi madre es una pirada, un perro es más adulto que ella. Hacía 2 años que no la veía y a mi padre 3- comentó desganada, luego echó una risota y se echó hacia delante para contemplar mejor al chico-Pero bueno, ¿y quien eres tú? es decir,entras aqui y te sientas tan pancho...-rió ante el rostro del chico- pero no te preocupes, no te molestes en irte, me harás compañia después de todo.Soy Ashia J. Mcgregory- le dijo, tendiendole la mano y sonriendo, por como contemplaba él su atuendo.

Vincent se quedó un poco absorto mientras observaba todos los movimientos que hacía la chica, y se sorprendió un poco ante su situación familiar. Sabía que él era un poco cotilla, pero era mejor no preguntar, a veces dolían ciertas cuestiones, así que se limitó a darle también la mano y se la sacudió con suavidad.

-Encantado Ashia... ¿Te gusta que te llamen así? Yo soy Vincent Coperfield, pero me conformo con Vincent, gracias.-se presentó después retirando la mano.

-Siento lo de tus padres... Parece que vuestra relación es un poco lejana, ¿Me equivoco? Bueno, no debería meter las narices en asuntos ajenos....

El chico se echó hacia atrás, y se apoyó la cabeza en la mano mirando hacia la ventana una vez el tren se puso en marcha, dejando ver el paisaje como corría a bastante velocidad, aun que a veces el tren se frenaba.

-Yo... Tenía ganas de volver a Hogwarts, me siento más cómodo allí sin vigilancia ninguna, excepto de algunos profesores exigentes... Por cierto, cambiando de tema... Antes te he visto que habías tenido un poco de enfrentamiento con una abuela en la estación...-se extrañó el Ravenclaw.

Vincent escuchó con suma atención las palabras de la joven. Vaya, ¡Y él que pensaba que su caso familiar era peor que ninguno! ... Como se notaba que había estado un poco mimado de pequeño... Pero ahora lo que querían es que el ravenclaw se convirtiera en parte de la máquina de matar, que en su caso sería su padre, y Vincent, su herramienta. Todavía no había visto a aquel primo suyo del cuál tenía que ir detrás... Aquel de nombre tan extraño... Sí! ¡Calogero Bonardi!

El rubio ólo esperaba que fuera un niño repelente y de aquellos que te entraban ganas de mandar a tomar aire fresco, para que las cosas fueran mejores, por que si era uno de aquellos niños que entraban ganas de cogerles la mejilla, no pensaba hacerlo de ninguna de las maneras... Le daría largas a su padre hasta que acabara el ciclo en Hogwarts y entonces, plantarle cara.

-Ahí está el "kit" de la cuestión! En Hogwarts puedo hacer los amigos que quiera, sean incluso mestizos o sangres sucias, sin tener que esconderme... Mis padres me matarían mientras me llamarían "traidor a la sangre"...-preo el chico se cortó en esa parte, quería hacer como si él y sus padres fueran la mejor familia de todas y la más unidas; al fin y al cabo, acababa de conocer a Ashia. Éste le sonrió.

-Aun que no creo, están demasiado sobre mí para tirarme como a un perro, hiciera lo que hiciera... ¿Ash? Entonces te llamaré así, pues, jej... Bueno el paisaje, ¿eh? Aun que un poco nublado, eso sí...-cambió de tema el joven fijándose en la ventana mientras visualizaba unos negros nubarrones a la lejanía.

-¿A qué casa y curso decías que ibas?-preguntó Vincent con curiosidad.